jueves, 18 de septiembre de 2014

CUBA. Traslados terrestres para descubrirla verdaderamente


Nunca voy a borrar de mi mente lo visto en el viaje Cayo Santa María – Varadero. La aventura comenzó al mediodía en el Hotel Sol Cayo Santa María, nuestra cara de alegría fue inmensa al ver que el traslado regular se había transformado en un auto privado que nos transportaría sólo a nosotros dos con un chofer a nuestro próximo hotel en Varadero. Cuando todo el equipaje se encontraba a bordo y ya en camino a salir del cayo nos preguntó qué camino queríamos seguir, si deseábamos ir por la autopista que era más largo y despoblado o por los pueblitos costeros que era más corto y pintoresco.

Sin pensarlo un minuto elegimos el de los pueblitos porque cuando habíamos ido de La Habana a Cayo Santa María, no habíamos tenido elección, nos había tocado por la autopista y habíamos constatado que era un paisaje árido y casi desierto.

Luego de 6 intensos días de playa era la hora de irse… hacia otra playa, Varadero, la batalla que no pude ganar. Yo quería quedarme todo el tiempo en el Cayo pero los días y horarios de los traslados terrestres regulares no combinaban asique la opción era pasar unos días más de playa en Varadero que está muy cerca de La Habana, pues luego deberíamos hacer otro traslado Varadero – La Habana, para tomar un vuelo de Copa Airlines muy temprano en la mañana.




Podría, ahora que reflexiono ponerle un título a cada traslado que hicimos en Cuba:

1.- La Habana – Cayo Santa María: el descubrimiento.

2.- Cayo Santa María – Varadero: imágenes de la Cuba que no quieren que veamos.

3.- Varadero – La Habana: Terror en la noche cubana. O el día que le recé a todos los santos que amaneciera para llegar sana y salva al aeropuerto.

Primer Traslado
La Habana – Cayo Santa María: el descubrimiento.

El cartel dice: TENEMOS Y TENDREMOS
SOCIALISMO
Para comenzar la historia del modo en que la vivimos les cuento como fue el traslado desde La Habana a Cayo Santa María. Luego de cuatro días inolvidables en La Habana pasados en  el histórico Mercure Seville, hotel en el que se hospedó Al Capone, y sobre el que pueden leer más  haciendo clic AQUÍ nos vinieron a buscar  para emprender el camino por tierra al Cayo. 

Más temprano medio hotel se había vaciado con el traslado que llevaba a todo el mundo al aeropuerto para hacer el mismo tramo pero por avión. Quedamos solos y esperando, yo sólo quería  que saliera todo bien pues me había esforzado mucho por separarme de la manada que iba en avión.

Cartel: CUMPLIMOS TODO LO QUE JURAMOS EN BATALLA

Cartel: ESE ABSURDO PRIMER MUNDO CONSUME LAS TRES CURTAS PARTES DE LA ENERGIA QUE SE PRODUCE EN EL MUNDO

Cartel: UNIDAD, FIRMEZA Y VICTORIA

Cartel: JOVEN CLUB LA COMPUTADORA DE LA FAMILIA CUBANA

Gente caminando por la autopista llevando cosas
Aprovechamos para darle una última mirada y sacarle fotos al hotel – museo en el que estábamos alojados a sólo dos cuadras de la Plaza central de la Habana. Sobre este precioso lugar y nuestra experiencia me ocupé en el post que pueden ver AQUI.

Se entra en la autopista, las garitas quedaron
de otra época no se paga peaje.
Entré a la van con capacidad para quince personas esperando encontrar mayoría de extranjeros, atrás mío entró Adri, entonces todos atinaron un Good Morning, al tiempo que la guía vociferó nuestro apellido típicamente español y cuando contestamos en castellano se vieron muchas caras de sorpresa. Nos sentamos en donde había quedado espacio en asientos separados y comenzó la aventura pues fuimos los últimos en ser buscados, luego sabría que quizás hubiéramos sido los ÚNICOS.
Tal vez pasaron sólo tres minutos antes de que iniciara conversación con el señor que tenía al lado. Los únicos callados del bus éramos nosotros, escuchaba para mi sorpresa acento cubano cosa que no podía creer pues como la mayoría de la gente pensaba que iba a un país en donde los turistas estaban celosamente separados de los locales… y así había sido hasta hacía medio año.

Autopista, tres manos de ida, tres de vuelta
 SIN PARQUE AUTOMOTOR
Conversé con el señor de al lado y con su señora y con el compadre y pronto con el bus entero. Eran TODOS cubanos que se dirigían a unas vacaciones en el mismo resort que nosotros, porque ahora podían acceder a ellos pagando una pequeña fortuna. El viaje duró sólo tres horas pero yo hubiera querido que fueran seis u ocho. Era tanto lo que había para mirar hacia afuera en el paisaje y al mismo tiempo para escuchar de las experiencias de vida que la cabeza, los ojos y oídos no sabían a qué atender primero.
Estábamos en un lugar cerrado, privado y confiable pues ellos estaban en familia, por lo cual no había forma que alguien con fuerza de policía viniera a hacerlos callar. No recuerdo sus nombres, no tomé fotos, sólo escuché por tres horas el pedacito de vida de esas personas. Me emocioné, reímos y cuando bajé de esa van sentía que había pasado mucho más tiempo y que había vivido algo muy especial a través de esos relatos. Creí y entendí que posiblemente ‘las historias’ nos buscan, repasé lo difícil que había sido convencer al operador de que yo quería ir por tierra y conocer más paisaje y no por aire con los miles de europeos y argentinos.


Estadio de algo que los chicos de bus se pusieron de poder ver
El gran atractivo de este traslado era que antes de entrar hacia el Cayo se pasaba por Santa Clara donde estaba enterrado el CHE Guevara, luego de una parada en ruta en una estación de servicio en la que hacía como 50 grados

En la estación de servicio, wow qué autos
pero usan motores modernos y consumen
lo que los modernos.
seguimos viaje y al poquito rato llegamos a un punto en el que el chofer dijo: -Estamos entrando en Santa Clara lugar donde están los restos del CHE, vamos a ver su tumba o nos vamos para la playa? La única que quería ver la tumba era yo y asumo que Adri pero la explosión de la mayoría se hizo oír, LA PLAYA! Creo que en otro momento hubiera luchado por mi derecho a visitar lo que decía ‘el traslado – excursión’ pero con lo oído y lo que me faltaba escuchar me entregué a la decisión  del resto. El chofer entonces dobló raudamente hacia ´la ruta del mar’.


Foto 1 de Santa Clara, cuando pensaba
que iba rumbo a la tumba del CHE.

Foto 2, cuando supe que iba camino al mar
Luego de parar en una suerte de garita en la que pidieron lista de pasajeros y nos contaron entramos en ese camino soñado. La ruta estaba en obra pero se veía la construcción arriba de los corales, la tormenta amenazaba y no me daban muchas ganas de estar allí si entre el mar y la lluvia había una delgada cinta asfáltica. El conductor aceleró y nos comunicó que ya estábamos en el cayo, y que en breve llegaríamos al hotel. Merece un comentario aparte

La garita del estricto control
de pasajeros.
 decir que en el momento en el que controlaban miraban y contaban la gente en la van observé en el resto de los pasajeros una sensación de susto, miedo, o control o no sé qué.
Al llegar al hotel nos separamos y saludamos como si nos conociéramos de siempre, hicimos el check in y sólo nos vimos una vez en toda la semana en un desayuno. Por alguna razón y en el mismo hotel nuestros caminos no se cruzaban, pienso que ya lo habían hecho y de una forma muy potente.
Aquí algunas de las pocas fotos que saqué sobre el bus, muchas están fuera de foco, ahora mirándolo a la distancia, creo que todo lo que escuché me desenfocó a mí, a mi posición sobre Cuba, sobre su gente, sobre su historia.

Y ya sobre el cayo y la arena, seguían los carteles.




El conductor nos mostraba lo cerca que estábamos
Por suerte empezaba otra aventura con otra gente… la del hotel, la que llegamos a conocer porque hicimos del bar de playa nuestro segundo hogar y de la gente que trabajaba allí nuestra familia durante los días que estuvimos. Por cuestiones meramente de accesibilidad, llegué a conocer aún más a los empleados del hotel, resulta que el hotel no contaba con una silla de ruedas pero tenía esos carritos de golf que andaban por todos lados y me aseguraron que el hotel era lo suficientemente pequeño y bien comunicado para que pudiera ir por todos lados con ellos a quienes podía llamar por teléfono desde la habitación o parar en cualquier punto del hotel. Contenta sabiendo que estaba en un país en el que SI NO LO TENEMOS LO HACEMOS me dispuse a disfrutar del hotel cosa que les contaré en otro post.

Segundo traslado:

Cayo Santa María – Varadero: imágenes de la Cuba que no quieren que veamos.


Luego de 6 intensos días de playa era la hora de irse hacia otra playa, Varadero, la batalla que no pude ganar. Yo quería quedarme todos los días en los Cayos pero los días y horarios de los traslados terrestres regulares no combinaban asique la opción era pasar unos días más de playa en Varadero que está muy cerca de La Habana, pues luego deberíamos hacer otro traslado Varadero – La Habana, para tomar un vuelo de Copa Airlines hacia Panamá muy temprano en la mañana.
Éste fue el traslado de la sorpresa, de lo inesperado, subirse en Cuba en un auto último modelo, con aire acondicionado e ir por todos esos pueblos y pasar cual un fantasma fue muy raro pero absolutamente maravilloso.
Otra vez un cubano con nosotros a quien sin testigos podíamos preguntarle todo lo que quisiéramos.  Otra vez el camino del mar y otra vez una tormenta en ciernes, luego en acto y luego mirar al cielo y pedir que pare el viento y la lluvia al menos por un rato hasta llegar a tierra firme en la isla. Me sentía como un equilibrista sobre un hilo, así se veía la ruta durante la tormenta. No tengo fotos porque no podía despegar los ojos del camino buscando llegar a tierra firme. Hoy lo recuerdo como una gran aventura pero en ese momento quería tener un fórmula uno para acelerar a trecientos kilómetros por hora.











Una vez en tierra firme la tormenta seguía amenazando pero ya sabía que no terminaría en el mar. Como mucho deberíamos parar si la ruta se ponía peligrosa. Como no olvidaba el pendiente de la tumba del Che y ya que quedábamos puro argentino y él le pedí pasar, me contestó que para hacerlo debíamos ir a Santa Clara y tomar la autopista. Elegimos los pueblitos de cara al mar. Aún no sé si fue mejor porque a la tumba no fui pero lo que nunca se va a borrar de mi cabeza fue todo lo que ví en esos pocos cientos de kilómetros.








Dos que se encontraron, decidieron charlar en la
ruta mientras los que veníamos atrás
esperábamos a que terminaran su charla.




Taxi tracción a sangre animal en un pueblo de la costa.
Como todos los cubanos el buen hombre tenía cosas para contar de cada pueblo. Que si tenía un tío, que si por aquí pasaron los revolucionarios. Pasó bien despacito y nos mostró hacia dónde quedaba la clínica donde habían internado a Maradona. La ruta era preciosa, de repente veíamos el mar. El tráfico era casi inexistente porque NO HAY DEMASIADOS AUTOS y menos aún en el interior. La gente CAMINA a todos lados y LOS TAXIS son bicicletas que llevan gente, o sea a tracción de sangre humana.





Nunca bajamos ni hablamos con nadie. Por esa razón lo que tengo es la imagen y la película que me armé sumado a lo que el señor que manejaba contaba.
Lo que no podía sacar de mi cabeza era la cara con la que nos miraban y le pregunté al conductor qué era lo que les llamaba la atención. Me contestó que por ahí no pasan ‘autos así’. Había paisajes y escenas dignas de retratar con una cámara pero muchas veces nos dio vergüenza sacarla para tomar fotografías. A pesar luego de estas palabras les dejo algunas que saqué y otras de Adri.

Tercer traslado

Varadero – La Habana: Terror en la noche cubana.
O el día que le recé a todos los santos que amaneciera y llegara sana y salva al aeropuerto.

No quería olvidarme de toooda la línea Ciego Montero que fue lo que tomamos durante toda la estadía.
Varadero era todo lo que me había imaginado, un destino turístico antiguo, desgastado y muchas veces incómodo para quienes lo visitan. El Acoso de cualquier tipo de empleado poco menos que exigiendo propina en un all inclusive me pareció desgastante.
Luego de cuatro largos días en Varadero finalmente tocaba volver para La Habana y tomar el avión rumbo a unos días en Panamá. El hotel Sol Palmeras de Varadero y la experiencia también para otro post.
Nos pasaron a buscar a las 330am, el vuelo salía a las 8.30am desde La Habana, tiempo estimado entre Varadero y el aeropuerto dos horas y media. Subía al lado del conductor porque era más fácil que subir atrás. Usé la silla que me prestó el hotel hasta el preciso instante de subir al traslado. La cara del señor al ver la silla estuvo por ser … pero antes de que suspirara fuerte le dije que podía subir con ayuda y que la silla era del hotel. Arrimó a su comisura el esbozo de una sonrisa y me dejó subir al frente. (éste señor era la excepción a la regla general de los cubanos que son super amables, pero pensé que era por ser de madrugada)
Pasamos luego por otros hoteles cinco estrellas, en cada uno la gente subía de peor ánimo. Se quejaban porque era de madrugada, porque hacía calor  y otras miles de cosas. En esos momentos me pregunto si esa persona primero que nada no está de vacaciones y luego también me pregunto si no tuvo tiempo o espacio para cambiar lo que no quería en el único tiempo en el que uno tiene todos los derechos que es en el propio tiempo libre. En fin, reflexiones de mi etapa de profesional de viajes que no puedo evitar.
Cuando salimos a la ruta me quedé con la boca abierta, la luz en la ruta era INEXISTENTE, nos alumbraban las estrellas. La ruta estaba siendo arreglanda entonces la habían señalizado con tachos de los que salía fuego, por estar en el asiento del frente tenía una visión total, hubiera preferido no tenerla.
Los topísimos compañeros de viaje que habíamos buscado en un afamado 5 estrellas comenzaron a quejarse en voz más alta por todo y en especial por el calor y demandaban aire acondicionado para no morir asfixiados. Yo que veía la cara del hombre a punto de erupcionar cual volcán y recordaba las historias del taxista que nos contaba que los traslados suelen no prender el aire acondicionado para ahorrar nafta pues ya no se la brindan gratuitamente y corren cada vez con más gastos para trabajar, sabía por dónde venía el tema cuando el chofer decía que el aire se había averiado y no funcionaba.
La pelea conductor – huésped se iba poniendo más intensa cuando de repente la van se detuvo en una precaria estación de servicio. El conductor abrió el capot y arregló o simuló arreglar algo en el aire. Un instante después salía aire frío de una manera que en minutos yo estaba a punto estalactita. Adoré ser previsora y llevar siempre abrigo aunque fuera verano, me cubrí, me emponché y como estaba muy angustiada entre el frío, la pelea y el hecho de pensar que si se detenía de nuevo jamás iba a llegar al avión que me sacaría de allí, me dormí.
Cada tanto y en algún salto a causa de un pozo en el camino abría un ojo pero lo volvía a cerrar sabiendo que nada podía hacer para cambiar la situación de adentro o afuera de la camioneta. Si mi cuerpo quería despertar, yo sólo me ponía a rezar para que llegáramos a tiempo, sanos y salvos.
Finalmente llegamos a las afueras de La Habana, ya había luz y semáforos, estaba amaneciendo y todo lo pasado quedó para engrosar una anécdota más de viaje.
Jamás me sentí tan feliz con llegar al aeropuerto tan temprano como ese día, fuimos los primeros en hacer el check in y no me daban los piecitos para hacer migraciones y esperar el avión en la puerta de embarque.
Hasta el desagradable personal del aeropuerto con su tono amenazante al cobrar la tasa que sólo puede pagarse en CUC me parecieron angelicales. Precavidos habíamos guardado dinero para pagarla asique no fue molestia. Luego pasamos por aduana donde te hacen sentir que no sos, que no pertenecés y que estás en la Unión Soviética o que algo te va a pasar si hacés un movimiento en falso.
Luego pasamos al limbo turístico que es el área de compras libre de impuesto más conocida como Duty Free. Después de pasar por donde vendían habanos y ron proseguimos a esperar en las incómodas sillas de la sala de embarque que me parecieron las más bonitas del mundo. Gastamos los últimos CUC en un desayuno improvisado mientras esperábamos el avión.
Si bien el último traslado fue un poco tenebroso, fue más que nada por la lucha humana adentro y por los malos humores que se juntaron con un poco de mala educación y altanería. Casi en todos los momentos estuve más de parte del conductor que del turista quisquilloso a quien hubiera querido dormir. Pero como no lo pude dormir a él me apagué yo. Pedí que el señor pudiera llevarnos a destino sin perder los estribos ni el control de la van.

Nota sobre el armado del viaje:

Me costó mucho convencer a la agencia de que me dieran el viaje que yo quería. En las agencias de viaje venden una CUBA ENLATADA, que consta de: paquetes de 6 o 13 noches volando por la aerolínea de Cuba e incluye una o dos playas y La Habana que se usa casi solamente para hacer conexión. Los operadores turísticos que son quienes les venden a las agencias creen que eso es al gusto y a LA MEDIDA DE LOS ARGENTINOS. Hacer el viaje de este otro modo, con otra aerolínea, distinta cantidad de días y traslados terrestres en vez de aéreos  lleva más trabajo por parte de la agencia que arma el viaje. En las agencias insisten con decir que desde La Habana a todo el resto de los destinos sólo se vá por avión, pues no es así, LOS TRASLADOS TERRESTRES EN CUBA EXISTEN, SON BUENOS Y SE LLEVAN A CABO DE ACUERDO A LO QUE DICE LA DOCUMENTACIÓN o voucher.
Recorrer las rutas cubanas es placentero, NO HAY TRÁFICO Y LOS PAISAJES SON ENCANTADORES. Si tiene el dinero para hacerlo en traslado privado seguramente se podrá bajar y conocer rincones llenos de encanto.
 Volvería a La Habana y a recorrer otras ciudades. Cuba es para ir más de una vez y en cada viaje disfrutarla, descubrirla y conocerla. NO SE LA PIERDAN!

Post y fotos dedicados a Yary una joven cuabana que conocimos con mamá en tierras del tío Sam. Yary nos contó como se fue, luchó, trabajó y hasta hubo tiempo para mirar al cielo y soñar. 

Si te gustó este post te invito a leer otros de mi blog, en él encontrarás informes detallados de DESTINOS, HOTELES,ATRACTIVOS Y SERVICIOS. También reflexiones, de por qué viajar, detalles del día a día, casos y cosas de los viajes.

VIAJAR EN TIEMPOS DE CRISIS

PLUMMY mi SCOOTER compañero de calle

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SAN ANTONIO DE ARECO - Hotel Solar del Pago

13 comentarios:

Esteban dijo...

Buenos dias Neli, estoy planificando un viaje en familia (tenemos dos nenas de 3 y 5 años) a alguna playa del caribe, queria si me podias asesorar sobre el traslado de La Havana al cayo Santa Marina, es de solo 3 hs? osea que nada mas que 30 minutos mas que a Varadero esto es correcto? y a vos te parece que el cayo es una buena opcion para ir en familia? desde ya te agradezco cualquier aporte que me puedas hacer.
Saludo

Esteban

Anónimo dijo...

Buenos Dias,. Tambien planifico mi viaje La Habana/Cayo Sta.Maria/Varadero/La Habana... podrias indicarme o darme datos de donde busco transporte terrestre? VIazul ( empresa micros) no hace la ruta La Habana/Cayo Sta.Maria. Gracias!!! Patricia

Nélida Barbeito dijo...

Hola Patricia, yo compré los traslados en una agencia de viajes. En general todas las agencias lo pueden comercializar y te aconsejaría que lo hagas desde aquí porque en la coyuntura de Cuba suele ser mejor. Las agencias de viajes suelen querer vender el aéreo, pero insisto en que la opción terrestre es muy bella sobre todo porque NO HAY TRÁNSITO. Si no consigues puedes enviarme un mail y te mando los datos de la agencia en la que compré cuya dueña, ES CUBANA! Una última cosita... YO NO IRÍA A VARADERO...

CRISG274 dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
CRISG274 dijo...

QUE TAL?COMO CONTRATASTE LOS TRASLADOS, SE PUEDE CONTRATAR HOTELES O EXCURCIONES DESDE ALLI O NO CONCIENE?YA CONTRATE CASA EN VARADEROOO

Emilia dijo...

Hola Nélida, estoy planificando con mi esposo un viaje a Cuba y me encantó todo lo que contas aquí! La idea es estar en la Habana unos días y luego irnos a Cayo Santa María por vía terrestre, nos podrías pasar el contacto de la agencia donde tramistaste dicho trasaldo? gracias!

Anónimo dijo...

Hola, me llamo Pablo, muy buena la reseña de tu viaje!! quería consultarte mas o menos lo mismo que las personas que me anteceden, tengo pensado ir a Cuba el año entrante, los aéreos hacia y desde Cuba los compro aquí y los hoteles también los contrato desde aquí, pero mi pregunta es: es posible conseguir allí traslado terrestre por las nuestras o si o si los tenemos que contratar por agencia desde aquí? Mi idea era pasar la noche en que llegamos en La Habana y al día siguiente ir al cayo Santa Maria, quedarnos unos días allí y de vuelta quedarnos 2 o 3 noches en La Habana para recorrerla. O sea a nuestra llegada a La Habana contratar un viaje hacia el cayo para el día siguiente por las nuestras y lo mismo desde el cayo hacia La Habana.
Gracias y saludos.

Nélida Barbeito dijo...

Estimados, Emilia y el autor del siguiente comentario, ambos del 14 de oct, les dejo mi mail para que podamos contactarnos y contarles cómo hacerlo. Saludos. Nélida. abcnaccesible@gmail.com

Unknown dijo...

Hola Nelida, me encanto tu crónica y muy buenas las fotos. Te consulto lo mismo de casi todos los que me antecedieron, voy un día a La Habana, al otro día a Cayo Coco, y vuelvo un día antes de regresar a Bs. As. a La Habana para recorrer todo lo que pueda. Me parece bárbaro lo de hacer el paseo terrestre, quisiera si podrás indicarme dónde lo contrato, en las 2 opciones la van con un grupo y en auto con chofer. Te dejo mi mail y muchas gracias. Viviana_claudia@yahoo.com.ar, de nuevo gracias.Viviana.

Unknown dijo...

.

Unknown dijo...

Excelente nota y comentarios; en unos dias ire a Cayo Santa Maria x suerte mi agencia me consiguio todo los dias allI....voy con todo arreglado pero te queria preguntar x si sabes como se hace desde el cayo la excursion a la cascada el nicho. Saludos

Unknown dijo...

Excelente nota y comentarios; en unos dias ire a Cayo Santa Maria x suerte mi agencia me consiguio todo los dias allI....voy con todo arreglado pero te queria preguntar x si sabes como se hace desde el cayo la excursion a la cascada el nicho. Saludos

Unknown dijo...

Hola no se si has viajado aún pero la empresa de traslados es Cubatur. Saludos!