martes, 14 de junio de 2011

Un cliente más, nunca está demás!!!

¡Señores, soy un cliente! ¡Estoy pagando por su servicio, y lo preciso acorde a mis necesidades!

Creo que es eso lo que deberíamos vociferar quienes tenemos alguna discapacidad antes de iniciar un viaje.
Es propicio también destacar que el viaje es un proceso: lo imaginamos, lo planeamos y lo realizamos. En la etapa de realización deben considerarse todos los aspectos que deben ser accesibles, por ejemplo: traslado de entrada y salida al aeropuerto, hospedaje, atractivo a visitar y planta recreacional. Si falla algún eslabón, el camino se corta y el objetivo del viaje no llega a concretarse. Sería como alquilar un auto sin volante o salir de viaje y dejar los ojos en casa. Incompleto no sirve.

¿La gran falencia en Argentina? El transporte terrestre: de enlace, para llegar al hotel, al atractivo, al restaurant, también los autos de alquiler.

¿Un gran avance? La atención en las terminales aéreas. La cantidad de hoteles que construyen habitaciones accesibles, los proveedores de turismo aventura siempre pioneros en hacer accesibles sus servicios y los parques nacionales, con la construcción de instalaciones accesibles y puesta de dispositivos especiales.

¿El desafío? Acompañar todo esto con la capacitación de recursos humanos. De nada sirve la mejor infraestructura si el anfitrión no sabe cómo atender las necesidades de todos y cada uno de sus huéspedes.